Una última historia que te puede resonar pa' que no te sientas sola.
En 2020 mi emprendimiento estaba a toda máquina pero algo no encajaba.
Ya había llenado mis sesiones privadas.
Tenía un equipo de 10 profesionales, todas con lista de espera de 6 meses.
Ingresos de 10 mil euros netos al mes.
Todo “perfecto”.
Pero me faltaba tiempo.
Y ya no aguantaba que me escribieran un sábado en la noche, después de acostar a mi bebé de 3 meses, justo antes de acurrucarme con mi esposo, palomitas en mano, listos para ver Love is Blind en Netflix y tuviese que dejar todo por un caso clínico que necesitaba atención urgente.
Simplemente no era sostenible.
Así que cerré todo.
Todo.
La cuenta de Instagram con +50k suscriptores hiperactivos.
La lista de correo con 13,000 personas y 50% de apertura.
La marca entera.
La cerré.
Y empecé de cero.
¿Dramático?
Sin duda.
Pero necesario porque cuando algo no funciona en tu negocio y naciste para ser empresaria algo dentro de ti se siente incompleto.
Entonces yo ya sabía que lo anterior no me servía.
Así que con precisión quirúrgica boté todo lo que me fatigaba, lo que era de autoestima frágil, activismo disregulado y narrativa romántica.
Me hice un modelo minimalista.
Me apoyé en copywriting limpio.
Estrategia de ventas altas.
Micronicho que se entiende en 2 segundos.
Y me preguntaba siempre:
¿Me veo sosteniendo esto 10 años más?
Resultado:
- Multipliqué ingresos (superando €500,000 mil euros netos anuales).
- Superé seguidores (71k).
- Me volví multiviral sin comprometer mi salud mental ni hacer el tonto.
- Mi círculo social cambió: ahora tengo a un botón de distancia fundadoras multimillonarias que admiro y que no están en drama emocional, dejando atrás amistades que me arrastraban abajo.
- Tengo abundancia de tiempo, incluso como madre de dos peques.
- Amo mi micronicho tanto que lo haría gratis (pero no lo hago porque soy empresaria y amo el dinero).
Y lo más importante de todo esto...
No soy un one-time hit como tantas en redes.
Esto no es algo que logré el año pasado y ahora te lo vendo.
No.
Llevo más de 7 años con un negocio multi-seis-figuras neto anual, sostenido, estable, crecido, replicado, reajustado y fortalecido incluso:
— en pandemia
— en posparto
— mudanzas
— cambios de ciudades
— limpieza de amistades
— y reestructuraciones empresariales
He sostenido mi éxito más tiempo del que muchas llevan intentando.
Soy fundadora de múltiples marcas centradas en performance mental, minimalismo estratégico y psicología del dinero.
No vengo a enseñarte desde teoría o branding bonito; vengo desde estructura, números y experiencia concreta escalando ecosistemas de ofertas premium que convierten con precisión quirúrgica.
He construido y dirigido una escuela online, una clínica boutique de salud mental, y comunidades pagas con renovación espontánea y clientes que pagan meses por adelantado.
He hecho lanzamientos de cinco cifras sin gastar más de 15 minutos en Instagram al día.
He convertido audiencias frías en bases de datos activas con email que vende sin burnout.
Sé lo que significa sostener una marca a largo plazo con estructura, no con adrenalina. He acompañado a fundadoras que ya vendían “algo” pero no sabían cómo escalarlo con estabilidad, y las llevé a trimestres de seis cifras, ingresos mensuales predecibles y decisiones empresariales respaldadas por proyecciones, no por intuición caótica.
Este programa existe porque sé convertir marcas personales en compañías.
Y porque no vine a que tengas más likes, vine a que tengas más margen, más runrate y más paz.
Aquí no se te entrena a ser divulgadora.
Se te entrena a ser CEO.
Por eso esta mentoría.
Para ahorrarte años.
Para que dejes de contaminarte con colegas que se les hinchan los ojos porque juzgan lo que cobras como “no ético”.
Para que no te hundas en la mediocridad de tu entorno.
Para que tomes tu próximo salto sin perder tu vida entera en el proceso.
Tú sabes que conformarte no es una opción.
Nunca lo ha sido.
Si quieres tomar tu negocio en serio y tener la estabilidad que anhelas:
Nos vemos adentro.